Y ya no sé si es una virtud o una condena.
Porque por dentro,
todo se me vuelve tormenta.
Hay días en los que me gustaría ser diferente.
Menos frágil.
Menos intensa.
Menos yo.
Porque me duele ser así.
Me duele que un comentario me arruine el día.
Que una pelea me deje temblando.
Que alguien que quiero se aleje… y yo no sepa cómo seguir.
Que el mundo sea tan ruidoso y mi cabeza no sepa callar.
"Hay algo en mí que siente demasiado,
que piensa demasiado,
que ama demasiado…
y ese 'demasiado' me está agotando."
No siempre lo digo.
Porque me ven sonreír, me ven crear cosas lindas,
y piensan que todo está bien.
Pero no lo está.
Mi mente a veces duele tanto que me cuesta respirar.
Me duelen mis problemas.
Me duele que no me entiendan.
Me duele estar tan rota por dentro y tener que fingir que puedo sola.
Ojalá pudiera descansar de mí.
Poner en pausa mi cabeza,
cerrar por un momento esta forma tan mía de sentir hasta en lo que otros ignoran.
Pero aquí estoy.
Luchando con mis emociones como si fueran olas gigantes,
intentando no ahogarme.
A veces solo quiero un abrazo.
Uno que no me pida explicaciones.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario