Solo sé que llevo tanto tiempo sintiendo cosas que no digo, pensamientos que me pesan, emociones que me explotan por dentro y que nadie ve.
Hoy decidí hacerme un espacio, aunque sea chiquito, donde pueda existir como realmente soy: sin filtros, sin esconderme, sin fingir que no me duele lo que me duele.
Este blog nació de una necesidad: la de soltar.
De querer hablar sin miedo, escribir sin vergüenza, compartir sin esperar que me entiendan del todo.
Porque a veces me siento demasiado, y en este mundo eso pesa… pero aquí no quiero que sea una carga.
Aquí quiero que sea una forma de volar.
Me llamo como una polilla azul:
una criatura que no brilla como las mariposas, pero que aún en la oscuridad, busca la luz.
Escribo desde el corazón, a veces desde la tristeza, otras desde la esperanza, y muchas desde el amor que aún no sé cómo darme.
Tal vez alguien lea esto y se vea un poquito en mí. Tal vez no. Pero esto… ya es suficiente.
Bienvenide a este diario de emociones que no supe decir en voz alta.
Si tú también te has sentido roto, sensible, olvidado o invisible, este rincón es para ti.
Gracias por estar aquí.
Gracias por leerme.
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