Otras veces lo grito por dentro mientras sonrío por fuera.
¿Por qué es tan difícil que alguien se quede? Que alguien quiera conocerme de verdad… amarme de verdad.
No es que no tenga amor para dar —tengo demasiado.
Pero tal vez eso asusta.
Tal vez mi forma de sentir tan intensa espanta a quienes solo buscan lo superficial.
Amo con una fuerza que parece exagerada,
pero es que en mí no existe lo tibio.
Cuando quiero, lo doy todo.
Y tal vez por eso… muchos se van.Porque quedarse implicaría mirarme con calma.
Tocar mis heridas sin huir.
Escuchar mis silencios, entender mis lágrimas sin preguntarme “¿otra vez estás así?”
No soy fácil de amar… no porque sea difícil,
sino porque casi nadie tiene la paciencia de quedarse para entenderme.
Me cuesta amarme a mí misma porque crecí sintiéndome “demasiado”:
demasiado emocional, demasiado sensible, demasiado soñadora,
demasiado intensa para un mundo que solo ama con límites.
Y cuando nadie se queda el tiempo suficiente para conocer todo lo que soy…
empiezo a pensar que tal vez soy yo el problema.
Que algo en mí espanta, que algo está roto.
Pero en el fondo, muy dentro, sé que no es así.
Sé que solo necesito a alguien que me vea como yo intento ver a los demás:
con ternura, sin prisas, con ganas reales.
Alguien que no huya de mi profundidad,
sino que quiera sumergirse en ella.
Mientras eso llega…
intento quedarme yo conmigo.
Aunque a veces duela, aunque no siempre me entienda.
Porque merezco amor,
No hay comentarios.:
Publicar un comentario